LSD son las siglas en alemán de un compuesto químico, Lyserg-säure-diäthylamid, en castellano Dietilamida del Ácido Lisérgico. Fue sintetizado en 1938 por el bioquímico suizo Albert Hofmann a partir de un hongo parásito de los cereales llamado Claviceps purpurea, de nombre común Cornezuelo del Centeno.
Es un potente psicotrópico capaz de generar alucinaciones pero no de producir dependencia como en el caso de otras drogas, ya sea heroína, tabaco o alcohol. Lo cual no significa que su uso no conlleve consecuencias indeseadas.
Claviceps purpurea
Este hongo infecta los ovarios de las espigas de cereal, generalmente el centeno aunque también puede hacerlo con la avena, la cebada y el trigo, cuando parasitan estas especies le denominan popularmente tizón.
La semilla no se produce, quedando en su lugar una estructura negra en forma de bastoncillo, el esclerocio, de unos 5 cm de largo y 5 mm de ancho. Cuando cae al suelo desarrolla unas pequeñas setas que producen esporas reproductivas que pueden infectar la cosecha del próximo año.
Este hongo se puede convertir en una plaga durante los años lluviosos, mermando la cosecha y constituyendo un peligro para quienes lo consuman. Si el ganado o las personas se alimentan accidentalmente de grano mezclado con esclerocios, enferman. La dolencia se denomina ergotismo, cuyos síntomas son alucinaciones, dolores abdominales, convulsiones y contracciones arteriales que llegan a producir necrosis y más tarde gangrena. Los afectados pueden morir, necesitar amputaciones de las extremidades o sufrir abortos. En las zonas cerealeras de España, esta enfermedad se conocía como «fuego de San Antón» o «fuego del infierno».
Historia y Curiosidades
Los principios activos, sustancias químicas que afectan al metabolismo, pertenecen a un grupo de alcaloides (moléculas orgánicas con nitrógeno) como ergométrina, ergocristinaina, ergotamina, serotonina, ácido ergotínico, ácido esfacélico y ácido lisérgico.
Hofmann logró aislar el ácido lisérgico y modificarlo químicamente para evitar su acción perniciosa sobre el sistema circulatorio y que sólo afectara al sistema nervioso.
En la medicina china se utilizaba para inducir abortos y cortar las hemorragias posparto, pero en la Edad Media afectaba con frecuencia a los consumidores de harinas infectadas. Para tratar está enfermedad, el ergotismo, con escaso éxito. Durante 1214, se fundó en Castrojeriz (España) el Convento de San Antón con este fín. La dolencia recibía el nombre de «ignis sacer» o «fuego sagrado», más destructora que la lepra, pues los miembros se consumen con suma rapidez y acaban desprendiéndose del cuerpo. El tratamiento consistía en rezar y acompañarse de amuletos religiosos. Los que salvaban la vida, nunca mejor dicho, lo hacían de puro milagro.
Curiosamente en ciertas zonas geográficas, en particular la Península de los Balcanes, el cornezuelo no es tóxico y se empleaba con fines religiosos. En determinados oráculos de la Grecia Clásica se celebraban los Misterios de Eleusis, rituales catárticos y adivinatorios, donde las sacerdotisas y los consultantes ingerian una bebida mágica, el «kykeon» (κυκεών), elaborada con cebada infectada, poleo y agua. En la Odisea, la diosa Circe utilizó está bebida para someter a su voluntad al pobre Ulises y que no le importara lo más minimo ver a sus marineros convertidos en cerdos y que la bella Penélope lo esperara en Ítaca rodeada de impacientes pretendientes.
Cuando por fín Hofmann pudo sintetizar el LSD y descubrir años más tarde su poder psicotrópico, el éxito fue tal que se considero un medicamento útil en el ámbito de la psiquiatría. Lo estuvo fabricando el laboratorio farmacéutico Sandoz y fue comercializado con el nombre de Delysid. La CIA sintió gran curiosidad por el nuevo medicamento y estuvo experimentando con estudiantes y militares sin que lo supieran. Los directivos de esta agencia pensaban que esta droga tenía un gran potencial para controlar las mentes y como arma química. En la fotografía Albert Hofmann.
En la década de los 60 su uso extramédico fue adoptado por los movimientos contraculturales. Este empleo político y recreativo que liberaba la mente, según decían los consumidores, fue muy mal visto por las autoridades, que temiendo que el sistema acabará por derrumbarse y con ello los privilegios de los que mandaban, decidieron prohibir su producción legal. Esta droga, igual que otras muchas, pasó a la clandestinidad, aunque su consumo no decayó.
Efectos psicotrópicos
• Percepción visual:
Los objetos se ven con colores y formas diferentes a como nuestro cerebro los interpreta en un estado físico normal. Los artistas gráficos de la época han intentado plasmar en su obra esta percepción alterada, generando un peculiar estilo conocido como psicodelia. Las portadas de los discos son un buen ejemplo de ello y pueden aproximar esas sensaciones a aquellos que no consumen LSD.
• Percepción del sonido:
Adquiere dimensiones desconocidas, ya sean los ruidos cotidianos, los de la Naturaleza o la música. El concepto de distorsión, imitado con efectos electrónicos, se incorpora al rock, que recibe el epíteto de psicodélico. La genialidad de Jimmy Hendrix con el instrumento, además de su virtuosismo y talento como músico, es tributaria de los efectos de los pedales de distorsión. De la misma manera podríamos hablar de Pink Floid y los sintetizadores. Tampoco olvidemos el titulo de la canción Lucy in the Sky with Diamonds, de Beatles.
• Percepción temporal:
El trascurso del tiempo no se capta de la misma manera que en estado de sobriedad, a veces las horas parecen minutos y viceversa.
• Sinestesia:
Los colores se perciben como sonidos, los sonidos como colores o sabores… Los cinco sentidos se entremezclan.
• Alucinaciones:
Consisten en la percepción de aquello que no existe. Las visuales pueden tenerse tanto con los ojos cerrados como abiertos.
• Consecuencias nocivas:
La duración de los efectos varía según la dosis, aunque como promedio viene a ser de unas doce horas uno mismo o a terceros, siendo preferible su consumo fuera de áreas urbanas y con gente de confianza. En los periodos de trance, el sujeto es vulnerable y no percibe la realidad tal y como es.
El LSD puede provocar tras su ingestión ansiedad, depresión o confusión, sin embargo, estos trastornos no son duraderos. Las personas que padezcan problemas de salud mental pueden ver agravado su mal y se ha de tener especial cuidado con aquellas con tendencias suicidas. El verdadedero peligro radica en los individuos que lo consumen pese a tener una enfermedad mental no diagnosticada.
Nota: Se puede disfrutar de los grupos musicales anteriormente citados sin necesidad de consumir Caballos de Troya. Dicho de otro modo. No metamos troyanos en nuestro cerebro.