La planta hérbacea conocida popularmente como valeriana de botica, alfeñique o hierba de los gatos y por los botánicos como Valeriana officinalis, tiene múltiples aplicaciones, ya sean medicinales o fitosanitarias. Su nombre proviene del vocablo latino valere, que significa «estar sano y fuerte».
Los médicos griegos Hipócrates (Iπποκράτης) y Galeno (Γαληνός), fundadores de la medicina occidental, usaban profusamente esta hierba en sus tratamientos contra los desórdenes nerviosos y han escrito mucho sobre los efectos de sus preparados sobre la salud. En el siglo XX, este antiguo remedio, volvió a estar en primera línea, usándose para combatir el Síndrome Postraumático de los combatientes en las guerras europeas.
La valeriana no solo tiene poderes farmacológicos, también se le atribuyen poderes mágicos: En Suecia, durante la Edad Media, la ropa de los novios se impregnaba con sus esencias para espantar a los elfos de las ceremonias matrimoniales. Estas criaturas mitólogicas envidiaban a las parejas que contraían nupcias e intentaban estropear, con sus travesuras, las celebraciones y la noche de bodas.
Valeriana officinalis es natural de Europa. Crece en bosques húmedos, cerca de arroyos y ríos. Puede llegar a medir un metro de altura, tiene hojas muy divididas y las flores, de color rosa blanquecino, se presentan en el extremo de los tallos formando compactas agrupaciones (corimbos). Las sustancias bioquímicas responsables de sus efectos se encuentran en raíces y rizomas (tallos subterraneos engrosados).
Los extractos de esta especie vegetal tienen un variado abanico de sustancias bioquímicas: argirina, glutamina, monoterpenos, iridoides y sesquiterpenos. De estos últimos el más importante es el ácido valenérico, capaz de intervenir en los receptores cerebrales de la serotonina, la neurohormona que regula el ciclo del sueño.
Los tratamientos que incluyen la valeriana pretenden reequilibrar el Sistema Nervioso y sus manifestaciones sintomáticas como insomnio, histeria, ansiedad o depresión. También pueden emplearse para disminuir molestias menstruales, colon irritable y la hipertensión. Para aquellos que necesiten deshabituarse del consumo de alcohol, del tabaco u otras sustancias aditivas, el consumo de los derivados de esta especie vegetal disminuyen los efectos del síndrome de abstinencia.
Las estadísticas actuales son demoledoras, una parte muy importante de la población tiene problemas para conciliar el sueño y padece desequilibrios nerviosos. El uso indiscriminado y muchas veces sin supervisión médica de ansiolíticos, somníferos, tanquililizantes y otros medicamentos por el estilo conlleva graves problemas de salud, comportamiento y adicción. Es preciso volver a los remedios naturales, que aunque menos rápidos son los únicos efectivos: Cuidemos la alimentación, hagamos ejercicio (al aire libre siempre será mejor que en esos antros llamados gimnasios) y recurramos a la gran farmacia de la naturaleza. Las multinacionales farmacéuticas pretenden convertirnos en yonkis sin voluntad y las autoridades miran a otro lado. Prefieren perseguir a los chavales que fuman canutos en los portales antes de admitir que las drogas legales son perniciosas para los ciudadanos. Pero hay muchos intereses por medio, seguimos persiguiendo las plantaciones de marihuana y gastándonos el presupuesto sanitario en medicamentos adictivos y absolutamente más perniciosos que los denostados canutos. No es lógico dedicar a la mitad de la Policía perseguir a los cultivadores y dejar a las mujeres amenazadas por la violencia machista desprotegidas e ignoradas.
En las farmacias y herbolarios la valeriana se encuentra en forma de comprimidos, extractos líquidos o de infusión, muchas veces acompañadas de otras hierbas de características semejantes (melisa, pasiflora, espino blanco ). No presenta importantes efectos secundarios, pero produce somnolencia, sobre todo mezclada con alcohol, otro depresor del Sistema Nervioso. No conviene conducir bajo sus efectos, aunque no de positivo en los controles de tráfico.
Los agricultores emplean la valeriana para fumigar la cosecha y mitigar el efecto de las heladas tempranas.
Los gatos la usan de otro modo. Sienten gran atracción por la planta, su olfato la detecta desde distancias increíbles. Se dirigen a donde crece, sea jardín o medio natural y la ingieren con avidez. No consta que hallan asaltado establecimientos. Los felinos se embriagan de esta manera y les gusta mucho, sin que les afecte la salud o les busque líos con la Justicia. La valeriana no es la única droga natural que buscan y consumen los felinos domésticos. La hierba gatera o Nepeta cataria es su favorita, mereciendo un post monográfico, próximamente en este blog.
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