La Ruta de las Especias (III). La vainilla.

En el siglo XV, cuando los turcos conquistaron Constanotipla, las especias dejaron de llegar a Europa Occidental por la ruta marítima más corta, aquella que desembocaba en el Mar Rojo. La pimienta, la nuez moscada y otros estimados condimentos culinarios producidos en Asia debían viajar por el camino más largo, el que bordeaba el Coninente Africano y no tenía más remedio que cruzar el ecuador del Mar Índico, doblar el Cabo de Buena Esperanza y remontar las aguas del Atlántico para arribar a los puertos europeos. Muchos barcos se perdían y la escasa mercancía que llegaba alcanzaba precios desorbitados y prohibitivos para la mayoría de los ciudadanos

Cristóbal Colón, conocedor de la esfericidad del planeta como ya lo indicaban los sabios de la época, consiguió convencer a los monarcas españoles, los Reyes Católicos, para que le financiarán un viaje a tierras asiáticas, cruzando el Atlántico en dirección oeste. Ocurrió lo inesperado, entre Europa y Asia, había un nuevo continente, que más tarde se llamó América. En las nuevas tierras había oro, plata, piedras preciosas y también especias, pero no las que se esperaba encontrar, sino algo completamente nuevo.

La vainilla:

Es el fruto de una orquídea. Vanilla planiflora, de tallo trepador, de hasta diez metros, que se adhiere al tronco de los árboles. La flor, con tonalidades blancas, verdosas o amarillas, se abre por la mañana y por la noche se cierra y después se marchita. Si durante este tiempo ninguna abeja o colibrí la ha visitado, transportando el polen de otra flor, no se formará el codiciado fruto: Una vaina larga, de hasta 25 cm, que una vez madura (tras un periodo de nueve meses) es la materia prima de la vainilla.

Esta planta es la única orquídea que se cultiva por motivos no ornamentales. Este cultivo requiere muchos cuidados, lo mismo que la posterior extracción de la especia, convirtiéndola en uno de los productos vegetales más caros de mundo.

En un principio, la orquídea de la vainilla sólo crecía en tierras bañadas por el Mar Caribe: México, Belice, Guatemala y Honduras. Los españoles la conocieron en Veracruz (México). Los habitantes de la región la llamaban tlilxochitl y mezclaban el polvo de sus semillas con una bebida sagrada, sólo destinada a nobles y guerreros, el xocolalt, lo que nosotros conocemos como chocolate.

Durante siglos esta especia sólo podía obtenerse en los países de origen, hasta que a mediado del siglo XIX se aprendió a polinizar la flor sin la intervención de los especialistas animales autóctonos.

Actualmente se cultiva en Brasil, en Afica tropical, en India, en Indochina e Indonesia, y, como consecuencia, está al alcance de todos los bolsillos.

La vainilla es una mezcla compleja de múltiples sustancias, donde domina la vainillina. También es posible obtenerla de forma sintética y resulta difícil diferenciar una de la otra, a no ser que tengas un paladar muy entrenado.

Las leyendas indígenas cuentan que la planta de la vainilla nace de la sangre de la princesa Tzacopontziza, «Estrella de la Mañana», en el lugar donde ella y el principe ZkatanOxga, «Venado joven», que la había secuestrado por amor, cayeron muertos por los sacerdotes de la celosa diosa de las cosechas , que deseaba el galán para ella sola. El príncipe se convirtió en árbol y la princesa en una orquídea trepadora abrazada a él, también conocida como caxixanath, «la flor cazada» o vainilla.

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