Plantas Peligrosas y Cómo evitarlas

Donde la selva amazónica trepa por las laderas de los Andes y el lluvioso bosque tropical, lleno de criaturas vegetales y animales de todas las formas, tamaños y colores, se mezcla con las ruinas petreas de la arquitectura inca, crece el manzano del Edén americano, el árbol prohibido por los dioses.

Un grácil vegetal, de verde follaje, finos tallos y redondeados frutos arómaticos te invita a un dulce y refrescante banquete. No hagas caso de la invitación. Aunque tengas hambre y sed, sigue tu camino. El árbol que te llama no es otro que la Manzanilla de la Muerte, conocida por los botánicos como Hippomane mancinella. Gente de Pizarro la encontró en su día y no fueron las lanzas de los defensores del Imperio del Sol los que los mandaron al cielo, si es que se lo merecían. Ahora, avisados los más listos, sólo capturan a algún turista que juega a ser Indiana Jones.

Si tus pasos te llevan más al Sur y quieres seguir los senderos que conducen a las áridas y frías tierras andinas que pertenecieron a los indomables indios chilenos, que tantas vidas de aguerridos conquistadores hispanos se cobraron, el viaje no estará exento de peligros vegetales. Puedes encontrarte una verde espiga, de cerca de dos metros y con forma de maza de guerra medieval, que nace en una apretada roseta basal de carnosas hojas armadas por afiladas espinas que crecen en todas direcciones.

Pero si no eres del tamaño de un insecto o un pequeño mamifero tienes poco que temer. La trampa no está hecha para ti. Eres demasiado grande. Los pequeños animales que intentan investigar la planta quedan irremisiblemente atrapados en un laberinto de espinas. El vegetal no devora a sus presas, espera que la Naturaleza y el minúsculo mundo de los descomponedores de la materia hagan su trabajo, convirtiendo la materia orgánica en abono para la asesina, que de este modo logra un alimento extra en los pobres suelos de tan remotos parajes. A este pérfido vegetal se le llama Puya chilensis. Los que manipulen la planta, con cuyas hojas se elaboran jugosas ensaladas, tienen que proteger sus manos con gruesos guantes. Aquellos que, por causalidad y desconocimiento se enredan con la Puya chilensis lo lamentan vivamente.

Los hermosos exteriores de las películas de la trilogía » El Señor de los Anillos» se encuentran en Nueva Zelanda. La vegetación es exuberante y los paisajes de ensueño. Si eres uno de los afortunados que visitan las islas, has de ser prudente. Todavía quedan allí criaturas de Mordor y son mortales. Se trata de un arbusto, conocido por los maoríes como Ongaonga y por los botánicos Urtica ferox, pariente cercana de nuestras molestas ortigas. Rozarte, sin protección, te puede suponer de tres o cuatro días de insoportable escozor de la piel afectada y si la dosis de veneno es suficiente, puede causar la muerte. Los casi invisibles pelos que adornan el dorso de las hojas, son en realidad minúsculos aguijones, capaces de atravesar la epidermis e inocular un ponzoñoso líquido, un cocktail de acetilcolina, histamina y serotonina, no muy distinto a veneno de ciertas serpientes.

Si eres una persona viajera, amante de los parajes naturales y tienes miedo a encontrarte con plantas peligrosas, te aconsejo un emocionante destino. En Irán hay una región geográfica, el Desierto de Lut, donde no crece nada, ni tampoco hay animal alguno. Allí no tendrás picaduras ni envenenamientos posibles, sin embargo, llévate agua abundante y ropa ligera para las horas diurnas. En el Desierto de Lut nunca llueve y, a veces, el termómetro llega a los 80°C. Si sobrevives unas horas, será un recuerdo inolvidable.

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