El Mar Menor está siendo objeto de una gran atención informativa desde que el verano pasado los problemas eran tan evidentes que no fue posible maquillarlos, tal y como se estaba haciendo desde hace muchos años.
La afluencia turística ha disminuido y los negocios se han resentido visiblemente. Ha bajado el precio de los alquileres y los negocios hosteleros no han contratado tantos trabajadores como en temporadas anteriores. La calidad de las aguas es muy baja, tanto que el color verdoso del Mar Menor es visible desde el espacio, los bañistas sufren enfermedades cutáneas y las capturas de las especies salvajes destinadas a consumo humano (doradas, mújoles, langostinos) son ridículas.
La Administración y sus muchos tentáculos no paran de repetir que todo está bajo control y que los ecologistas estamos exagerando los problemas por intereses políticos. Es el turno de la posverdad, esa explosiva mezcla de medias verdades y mentiras verídicas que pretende tapar la verdad y ocultar la incompetencia, ignorancia y corrupción de los responsables últimos.
Los vertidos agrícolas de los territorios colindantes, abundantes en productos inadecuados y sin embargo, legales, están saturado el débil ecosistema de un mar interior con monstruosas cantidades de fosfatos y nitratos.
La pésima gestión del agua, ya sea por la abundancia de pozos ilegales que acaban salinizando los suelos, el desvio de los recursos para campos de golf o piscinas de agua dulce, la dependencia de las aguas de los trasvases o de las plantas desalinizadoras, caras y problemáticas, ya no se puede disimular por más sobres que circulen y mentiras se cuenten.
Es lamentable escuchar las declaraciones del Delegado del Gobierno en Murcia, donde se dice que, pese a un ligerillo color verde de las aguas, estas son perfectamente aptas para el baño y que la «vida biológica» (como si existiera alguna vida que no lo fuera) no está en declive y que, por ejemplo, las capturas de las especies emblemáticas del Mar Menor han sufrido un incremento considerable. Que fácil es mentir con toda naturalidad para los señores políticos y que la ciudadanía trague lo que le echen. Sin embargo, han tocado fondo, la verdad es tozuda, y aunque tarde tiempo, siempre se abre paso.
La última noticia sobre la problemática del Mar Menor es esperanzadora: El Fiscal Jefe de Murcia ha abierto un caso contra los responsables de la salud de este ecosistema, donde aprecia la dejadez, falsedad, manipulación de aquellos que gestionan este espacio natural. En la lista de investigados hay cargos políticos, directivos de la Confederación de Aguas, técnicos de agricultura y medio ambiente… En total treinta y tres son los encausados.
Si la separación de poderes funciona y no se producen los chanchullos habituales como en otros casos de corrupción política, el futuro del Mar Menor estará asegurado. Si los culpables no son conderados, seguirán jodiendo la Naturaleza, felices e impunes
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