En la Península Ibérica se cultivan dos especies de moreras. Son árboles que alcanzan los 15 metros, de hojas grandes y lobuladas. La morera negra tiene los frutos de color púrpura oscuro y se clasifica como Morus nigra.
La morera blanca posee frutos blancos o rojizos, y su nombre botánico es Morus alba.
Estos frutos, de pequeño tamaño y agrupados en masas compactas, son comestibles y de agradable sabor. La madera es de gran calidad y se usa para la elaboración de muebles, bastones y herramientas agrícolas. El espeso follaje de estos árboles produce una agradable sombra. Muy resistente a la contaminación y a las variaciones climáticas, es frecuente en las ciudades. Natural de Asia, ha sido cultivado principalmente por sus hojas, único alimento de los gusanos de seda.
El cultivo de la morera comenzó en China hace 4.500 años para obtener seda, de la que este pais tuvo el monopolio durante milenios. El hilo obtenido del capullo de los gusanos servía para tejer la tela más apreciada de todos los tiempos y la fuente de ingresos más importante de su lugar de origen.
La distribución de este producto creó una ruta comercial entre Oriente y Occidente, la famosa Ruta de la Seda, donde además de mercancías se intercambiaban noticias y conocimientos. La ruta, partiendo del Mediterráneo oriental, atravesaba desiertos, ríos, montañas (el Himalaya) y llegaba hasta China.
Marco Polo, el viajero veneciano, usó este camino para llegar al misterioso país de la seda. Dejó escrito un libro donde se narraban sus aventuras, quizá uno de los más leídos del mundo, El Libro de las Maravillas, donde la realidad y la fábula se entremezclan de tal modo que aún no se sabe que fue lo que vio y lo que se inventó. Hoy en día hay autores que ponen en duda si realmente estuvo en la corte del emperador Kublai Kahn, el nieto del conquistador Gengis Kahn.
La morera blanca se introdujo en Europa a través de Bizancio en el siglo VI. Unos monjes robaron de China unos capullos de seda y se trajeron el árbol, pero sólo se popularizó en el Viejo Continente, particularmente en Francia e Inglaterra, a partir del siglo XV.
La morera negra fue traída por Alejandro Magno desde Persia a Grecia, pasando más tarde a Sicilia, sin embargo, no trajo el gusano.
En España, gusano y árbol, fueron introducidos por los invasores árabes, los fundadores de Al–Andalus. La industria nacional de la Seda duró hasta mediados del siglo XX, extinguiendose a causa del comercio global y la falta de interés de las administraciones