Los que estudian el origen del Homo sapiens a partir de los fósiles de sus antecesores, saben de las condiciones, accidentes y casualidades que han concurrido para que sea como es hoy. Antes de ser simios, fuimos otras clases de mamíferos, que antes fueron reptiles, originados por un pez que un día decidió salir del agua. 
No esperemos que, aunque exista por algún lado del Universo, un planeta gemelo de la tierra, éste haya sufrido aproximadamentee los mismos procesos, accidentes y casualidades. Sería la única forma de obtener humanoides.
 
Si en otros lugares del Universo se generara vida, a no ser que ocurriera en un marco casi igual que el terrestre, no se parecería en nada a la existe en la tierra. En la búsqueda de exoplanetas aún no se ha localizado ninguno que tenga semejanza con nuestro planeta. Con los datos disponibles hasta la fecha, en un radio de muchos años luz no encontramos una localización donde sea posible una biología remotamente parecida a la nuestra.

Nunca hemos obtenido muestras de seres vivos que no sean terrestres para poder estudiarlos y entender como están hechos. Los científicos no saben si existen otros ADN’s diferentes al nuestro o si es posible la vida con materiales genéticos completamente diferentes. No excluyen la posiblidad, lo cual nos aleja más de la existencia de individuos parecidos a nosotros.

Ante la ausencia de pruebas físicas, es decir, que un grupo de científicos serios pueda estudiar un alien real, vivo o muerto, cuando se habla de visitantes de otros planetas de un aspecto semejante al humano, me muestro escéptico. No niego que exista vida inteligente en lejanos sistemas solares, ni que hayan solucionado el problema de viajar a velocidades superiores a las de la luz. Resulta bastante sospechoso que el 99’9% de los extraterrestres descritos en las declaraciones de los testigos, algunos de ellos abducidos, tengan aspecto humanoide.

La gente que cree en aparecidos, chupacabras y yetis, son los mismos que sostienen lo de los hombrecitos verdes y las teorías de la conspiración, donde se dice que las autoridades nos ocultan información sobre los ovnis y han llegado a un acuerdo entre ellos para esclavizarnos. 
 
Otros creyentes, aceptando lo difícil que resulta, en términos biológicos, que los aliens sean humanoides, postulan que los visitantes vienen del futuro y, como nosotros, son hijos de la tierra. Los físicos cuánticos admiten que pueden existir este tipo de viajes, pero a niveles subatómicos, segun los relativistas, el tiempo transcurre en función de la velocidad del observador, pero nunca hacia atrás. De momento, es difícil considerar los viajes temporales como una realidad.

La creencia en la existencia de hombrecitos verdes o grises es un fenómeno cultural, del mismo modo que las religiones lo son. En la Prehistoria, los humanos necesitaron crear dioses para entender el mundo y sortear el miedo a la muerte. En la era espacial, cuando la tecnología nos permitió soñar con ello y no antes, se inició el mito de los visitantes de otros planetas. Resulta curioso que hoy en día cuando hay por el mundo millones y millones de teléfonos móviles con capacidad de fotografiar y filmar, las imágenes sean igual de cutres que hace cincuenta años.

A los que le aburran las películas como E.T. o las historias de alienígenas humanoides, les aconsejo la lectura de H.P. Lovecraft, en particular «La llamada de Cthulhu» o » El color surgido del espacio». Como muestra, bajo estas lineas, podemos ver una ilustración de KingOvRats, referente a la obra del escritor anteriormente citado.