La taiga es el ecosistema planetario con mayor masa forestal. Está únicamente presente en el hemisferio norte, limitando al sur con la estepa y al norte con la tundra.
Las precipitaciones son poco abundantes, a lo sumo 450mm anuales. En la época calurosa, unos cuatro meses, cuando el sol nunca se esconde y los árboles tienen vitalidad, llamémoslo «verano», la temperatura media es de 19°C. En los periodos fríos, de días cortos y noches de hasta veinticuatro horas, las medias son -30°C y los árboles están en letargo. En estos territorios hay poca población, la mayoría de los que pisan estos inhóspitos bosques son pastores nómadas de renos, cazadores o leñadores. En el hemisferio sur no existe la taiga, en esas latitudes no encontramos tierra firme a no ser en América del Sur, donde la formación vegetal equivalente recibe el nombre de bosque magallánico.
Los árboles que forman estos bosques boreales son coníferas, que pueden medir más de 40 metros y tienen porte piramidal, con la hojas de pequeño tamaño para soportar las bajas temperaturas. En las zonas norteñas la biodiversidad es menor y en los suelos abundan los líquenes. En en sur el bosque es mixto, también hay árboles de otras categorías botánicas y hoja caduca, como arces, olmos, chopos y robles. Donde los gigantes arbóreos permiten la entrada de la luz, existe un sotobosque constituido por arbustos y musgos.
Coníferas de la taiga:
Alerce: Su nombre sistemático es Larix y hay trece especies distintas. Sus hojas, verdes y lustrosas, se agrupan en ramilletes de 10 a 40, sobre cortas ramitas, braquiblastos, que nacen en el ramaje del árbol. En los periodos invernales, amarillean y caen. Pueden alcanzar más de 50 m de altura. Las piñas son pequeñas y crecen con los ápices hacia arriba.
Abeto: En latín, Abies. Este género está formado por 55 especies distintas. Sus hojas, perennes y en forma de aguja, están sujetas a las ramas por un pie semejante a una ventosa pequeña. Sus piñas, de hasta 25 cm, son erectas y cónicas y nunca se desprenden del árbol, las escamas de las piñas se desarman, liberando los piñones. Algunos ejemplares pueden llegar a los 80 metros.
Picea: Puede medir hasta 60 metros y su madera es muy apreciada para la fabricación de violines y guitarras. Viven mucho tiempo y son de crecimiento lento. Sus piñas son colgantes. Las hojas son perennes y crecen sobre las ramas en todas las direcciones, en forma de espiral aurea.
Pino: Sus hojas, perennes, son largas y finas, crecen en braquiblastos, formando ramilletes de 2, 3 y 5 agujas. Las piñas se desprenden del árbol cuando los piñones están maduros. Las múltiples especies de pino pueden colonizar ecosistemas muy diversos, ya sea a orillas del mar o en las cumbres, pero los de mayor porte son los naturales de la taiga.
En las zonas altas de las montañas del hemisferio norte, aunque no estemos en las latitudes de la taiga (a partir de los 55° Norte) también encontramos los géneros anteriores, aunque generalmente, representados por especies distintas.
La fauna está adaptada a los periodos de frío y la biodiversidad no es muy grande por este motivo.
Los herbívoros de gran tamaño son el alce, el ciervo y el reno. También hay conejos y liebres.
Los predadores que se alimentan de ellos son el lince, el zorro, el lobo, la marta, el visón… y no olvidemos el más grande y escurridizo de los felinos, el impresionante tigre de Siberia, actualmente en gravísimo peligro de extinción. El director japonés Akira Kurosawa realizó una grandiosa película, Dersu Uzala, que transcurre en la taiga y está protagonizada por un nativo cazador de tigres liberianos que acaba amando a estos mágicos animales. También estos hermosos bosques son hábitats idóneos para osos negros y pardos y para un buen montón de aves.
La taiga, debido a su gran extensión y a su clima extremo, resiste relativamente bien los ataques de empresas madereras, mineras y a los cazadores furtivos. Su gran peligro, como el de casi todos los ecosistemas, es el calentamiento global, que puede desestabilizar los equilibrios establecidos y mejorar el acceso de los diablos de dos patas ávidos de recursos.