Siempre se ha dicho que una de las diferencias entre plantas y animales es la capacidad de moverse. No es cierto, depende de la percepción del tiempo. Todos los seres vivos tienen capacidad de movimiento y las plantas no son menos, sin embargo, a nuestros ojos no lo parecen. Dicho de otro modo, se mueven a «cámara lenta«, pero, como en todo, hay algunas excepciones.
Las plantas responden a los estímulos para optimizar su funcionamiento y se pueden clasificar estas respuestas en función de sus características.
1. Tropismos:
El movimiento se produce orientándose en la dirección del estímulo ( tropismo positivo) o en la contraria ( tropismo negativo), según sus necesidades.
1.1 Fototropismo: En este caso el estímulo es la luz. El extremo del tallo se gira para mirar a la luz y crecer en ese sentido, así favorece la captación de ondas luminosas. Las hojas también pueden ofrecer su máxima superficie al sol con el mismo objetivo.
Los girasoles, como su nombre indica, van siguiendo con sus amarillas flores el diario recorrido del sol. En la fotografía, un cocotero tiene orientado su tronco y hojas de modo que obteniene la máxima irradiación. En ambos casos hablamos de fototropismo positivo.
1.2 Geotropismo:
La raíz es sensible a la gravedad, su ápice busca siempre el centro de la tierra, de esa manera logrará siempre enterrarse en el suelo, como podemos apreciar en la siguiente imagen. Es un geotopismo positivo. Los ápices de los árboles huyen de la gravedad, entonces decimos que se trata de un geotropismo negativo.
1.3 Quimiotropismo:
La planta detecta una sustancia y si es adecuada reaccionará en consecuencia. En la fotografía, las raíces aéreas de los manglares buscan el agua (quimiotropismo positivo). En otros casos las raices huyen de sustancias perjudiciales (quimiotropismo negativo).
1.4 De contacto:
Los zarcillos de las plantas trepadoras, cuando tropiezan con algo se aferran a él formando una espiral. Es un tropismo positivo de contacto.
2. Nastias: El movimiento no depende de la dirección del estímulo.
2.1 Fotonastia:
Hay flores que se abren con la luz y se cierran en ausencia de ésta (fotonastia positiva), como vemos en la foto. En la oscuridad no necesitan ser vistas por los polinizadores diurnos. Otras, como el Cactus de San Pedro, prefieren atraer a los polinizadores nocturnos mediante sus aromas y solo se abren por la noche ( fotonastia negativa).
2.2 Termonastia:
Es parecido al caso anterior, en este caso el agente es la temperatura, cuando hace frío la flor se cierra.
2.3 De contacto:
En la planta carnívora Venus atrapamoscas, la que vemos en la portada del post, cuando los insectos rozan unos filamentos situados en las hojas-trampa, éstas se cierran sobre la presa. Un arbusto, Mimosa púdica, cierra sus hojas como las de un libro cuando alguien las roza.
3. Movimientos autónomos:
No precisan ningún factor externo. El reloj biológico del vegetal determina cuando ha de hacerse. La planta Pepinillo del Diablo, cuando sus semillas están maduras, el fruto se desprende y lanza a éstas, de forma violenta, a 95 km por hora. (Aquí una imagen ralentizada)
Por último añadir, que todavía quedan muchas especies nuevas por descubrir y quizá nos queden más cosas por ver. También es posible que algún ingeniero genético diseñe algún bizarro especimen capaz de correr los 100 metros lisos o de jugar al futbol. Con estos tipos nunca se sabe.