Un planeta pequeño (Z) gira alrededor de una enana roja. Otros tres planetas, en órbitas más lejanas y un cordón de asteroides, completan este sistema solar, uno de los miles que forman esa galaxia.
En Z, rico en agua, dióxido de carbono, metano y amoníaco, se ha producido de forma espontánea un singular fenómeno químico. Estos compuestos elementales se han combinado entre sí y se han convertido en moléculas complejas: aminoácidos, ácidos grasos, alcoholes… Estas moléculas han seguido haciéndose más complicadas, ahora son proteínas, lípidos, glúcidos… En una nueva y azarosa interacción han aparecido ácidos nucleicos y se han organizado en forma de cadena. El resto de las moléculas orgánicas han encontrado un líder al que seguir.
Las proteínas y los lípidos construyen una membrana para guardar al líder y crear un recinto propio. Se ha creado un “fuera” y un “dentro”. De fuera, se extraen moléculas sencillas (dióxido de carbono, agua, etc. ) y energía (la luz de la enana roja). Dentro, se procesan para generar estructuras moleculares complejas y funcionales. Este sistema, guiado por la cadena de nucleótidos, adquiere la capacidad de crear copias de si mismo: Ya es una célula, perteneciente a la categoría Cyanobacteria.
Un meteorito (Y), proveniente de no se sabe donde, lleva una trayectoria de impacto con Z.
Y colisiona con el planeta Z y lo rompe en mil pedazos. Uno de estos fragmentos, rico en agua y con algunos microorganismos, se ha congelado en el frio espacio: Ahora es un cometa (G), que viaja a la deriva durante quinientos millones de años y llega a una galaxia, la Vía Láctea.
Otros veinte millones años de viaje introducen a G en un sistema solar de nueve planetas y una estrella joven. La proximidad del trozo de hielo a la estrella provoca que una parte de G se convierta en vapor de agua y el cuerpo sideral adquiera una hermosa y larga cola blanca.
G es atrapado por la gravedad del tercer planeta del sistema (T) y acaba cayendo en su superficie. Los microbios se diseminan por el impacto y encuentran condiciones favorables para su desarrollo, hay agua líquida y una atmósfera semejante a la del planeta Z. Estos primitivos seres vivos prosperan en T y experimentan procesos evolutivos.
Como resultado de tantas causas y azares, un descendiente de las cyanobacterias de Z está escribiendo esta historia.
3 Comentarios Agrega el tuyo