La importancia de la Biodiversidad

Imaginemos que estamos en un puente peatonal de una ciudad, asomados al agua, hace mucho calor y pensamos en darnos un chapuzón. 
Quizás este prohibido el baño, pero ningún cartel lo dice.

Hay pescadores en las orillas, algunos llevan varias cañas, tienen pinta de expertos. En el cauce, ánades azules y negras fochas de blanco pico, bucean en busca de comida. Una garza real, blanca y elegante, sobre una rama de olmo, con mirada de flecha e inmóvil, vigila el movimiento de los peces. Un martín pescador, suspendido en el aire, hace lo mismo, mostrándonos el dorado plumaje de las alas. El rio lleva un trasparente color verde que permite observar el buceo de los galápagos y ver las plantas acuaticas arraigadas en el lecho. Las libelulas y golondrinas hacen acrobacias aereas, buscando comida. Los insectos patinadores bailan sobre el espejo del agua. El aire produce ondulaciones en las hojas de los chopos y estas responden con un murmullo musical. Huele a refrescante humedad. 

Usamos una máquina del tiempo, al estilo Doctor Who, viajamos treinta años, y desde un puente abierto al tráfico, observamos de nuevo el río.

No hay pescadores en la orilla pero se ven palomas muertas y mordidas por ratas. No hay golondrinas ni libélulas, hay un par de patos de granja nadando, ninguna otra ave más. El agua es verde fluorescente y turbia, ya no se percibe el lecho fluvial. Las cañas ocupan los márgenes e invaden el agua, portadora de espumas superficiales y envases de plástico. El viento hace flotar trozos de espuma. El ambiente huele a W. C. portatil después de un concierto de AC/DC. Hay un cartel del ayuntamiento, con dos faltas de ortografía, que prohíbe el baño.

Afortunadamente, el primer río corresponde a la actualidad. Sólo fue preciso cortar progresivamente los vertidos contaminantes con una red de depuradoras y eliminar las cañas. La biodiversidad hizo el resto. Refugiados en los tramos más altos o en otros ríos, la fauna y la flora autóctonas regresaron.

Cada animal y cada planta en su medio correspondiente realiza un trabajo específico en el ecosistema, manteniéndolo en equilibrio y expulsando a los oportunistas, que siempre son pocas especies (baja diversidad) y pueden sobrevivir casi en cualquier sitio degradado, generalmente por acción humana, sin la competencia de los legítimos propietarios.

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