¿Cómo se originó la Vida en la Tierra?

Hay tres maneras de enfocar la cuestión:• Los creyentes afirman que unas entidades superiores, inmortales y todopoderosa, los dioses o el dios, establecen las reglas del juego y crean tanto lo inerte como lo vivo. La Tierra es el centro del Universo y al frente de la creación ponen al ser humano, la más perfecta de las criaturas porque se parece al creador.

• Los cientifistas sostienen que la materia, energía y las leyes que las rigen han estado siempre y siempre estarán. El azar, una voluntad ciega, en una de sus múltiples combinaciones de materia y energía, obedeciendo las leyes naturales, dio por casualidad con la vida. Este accidente perdura hasta hoy y, que sepamos sólo se dio en el tercer planeta del Sistema Solar, el planeta tierra. De momento no tenemos pruebas de la presencia de vida en otros planetas ni de lo contrario. Pero lo que ocurrió una vez, puede ocurrir otra.

• La vida ha sido sembrada en la tierra, ya sea por la colisión de una cometa con entidades vivas o por la intervención de civilizaciones extraterrestres. La evolución, a partir de las primitivas semillas, ha hecho el resto del trabajo y ha poblado el planeta de multitud de entidades vivas, sean animales, plantas o microbios. Esta forma de ver el problema no aclara la cuestión, únicamente emplaza el origen en otras coordenadas.

Las religiones no necesitan pruebas que apoyen sus afirmaciones. Las escrituras sagradas sean la Biblia, el Corán u otros, están dictadas por la deidad y por tanto son verdades absolutas. Dudar de su veracidad es un pecado gravísimo y todavía se asesina a quién lo hace en muchos lugares del mundo. Sin embargo, hay «científicos» que intentan conciliar la fé con la ciencia y buscan pruebas del paraíso terrenal, el diluvio o cualquier otra afirmación religiosa. Los resultados son bastante patéticos y no logran, de este modo, crear nuevos feligreses, a lo sumo aportar contenidos en publicaciones fantásticas o quedar en ridículo ante la verdadera comunidad científica.

Los biólogos aún no han logrado fabricar seres vivos a partir de materiales inertes. A lo sumo, se han dado pasos pequeños, como convertir moléculas simples, las que se supone constituían la primitiva atmósfera terrestre (amoniaco, metano, anhídrido carbónico, agua…) en compuestos complejos, similares a los pilares moleculares de la vida tal y como la conocemos.

El carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno son los elementos básicos que forman las moléculas orgánicas en la tierra. Sin embargo, quizás la vida en otros planetas sean otros elementos la que la constituyan, por ejemplo el silicio, azufre, hierro o cualquier otro. La posibilidad está abierta, pero, de momento sólo podemos especular o escribir amenos relatos de Ciencia Ficción como hacia el bioquímico Isaac Asimov.

La intervención extraterrestre en nuestros asuntos se desmorona por si misma. Primero necesitaríamos atrapar algún que otro hombrecillo verde. Luces en el cielo, delirios de presuntos contactados, textos sumerios mal traducidos o la hipotéticas existencia de una conspiración mundial para ocultar evidencias, no es suficiente para afirmar que los alienienígenas son una realidad. Si os interesa el tema y queréis pasar un buen rato leeros «Crónicas marcianas» de Ray Bradbury o «2001, una odisea espacial» Artur C. Clarke. Seguro que no os arrepentiréis.

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