Lluvia artificial

Hay muchas formas de invocar la lluvia. En la España Profunda se organizan una procesiones específicas llamadas Rogativas, en ellas desfilan feligreses, curas y monaguillos, acompañando a una imagen sacra mientras rezan y cantan. Los indios de las praderas, allá en Norteamérica, ejecutan la Danza de la Lluvia, viene a ser lo mismo pero con un poco más de marcha y alguna que otra sustancia diferente al católico vino. Pese a las distancias culturales el resultado es el mismo. Llueve cuando los múltiples factores responsables del fenómeno interaccionan de la manera adecuada.Descartadas las opciones mágicas de producir lluvia será preciso recurrir a la ingeniería ambiental. La Humanidad lleva mucho tiempo intentándolo, siempre hay visionarios que afirman que tienen la fórmula perfecta. Los estafadores de gobiernos, vendedores de humo, han ideado toda clase de procedimientos, todos inútiles, caros y, en muchos casos, creando problemas donde no los había.

Científicos israelitas, grandes gestores de los recursos hídricos en su desértico país, al parecer tienen un proyecto muy interesante y sin efectos colaterales, basados en un fenómeno conocido como Isla de Calor.

El método va a probarse en Israel, en el desierto de Négev a 150 Km del mar y recibe el nombre de Geshem (lluvia en hebreo). Una Isla de Calor es una superficie de varios kilometros cuadrados con una temperatura superior a 6°C repecto a su entorno. Artificialmente se puede oscurecer con métodos no contaminantes el área elegida para que los rayos solares logren el efecto térmico deseado. El vapor de agua atmosférico es absorbido de la atmósfera colindante y elevado a una altura de 1000 metros, donde se condensa en nubes de lluvia. La comunidad científica mundial está muy expectante, particularmente, los españoles.

En Argentina se ha podido actuar de una forma más natural, reforestando terrenos y los resultados han sido muy satisfactorios. Este tipo de intervención lógicamente sólo es viable donde había bosques y el suelo no está muy degradado, es muy lento, pues los árboles necesitan su tiempo para crecer y formar masas forestales. Desde luego, en un desierto, es inviable.

En España hay zonas muy degradadas, de difícil recuperación, pero la mayor parte del territorio afectado si se puede recuperar, con paciencia, el bosque. Los bosques que todavía existen han de ser protegidos de especuladores e incompetentes de forma efectiva, no como se ha estado haciendo hasta ahora.

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