Olivos, Almendros, Vides, Melocotoneros, Ciruelos, Limoneros, estrellas de nuestros productos agrícolas están amenazados por un invasor que produce una enfermedad incurable. Las encinas, los robles, coscojas, los nobles Querqus, bases de los ecosistemas boscosos peninsulares se encuentran en la misma situación. La plaga entró a Europa por Italia, después llegó a Baleares y de ahí, a la provincia de Alicante, en una comarca llamada Marina Balza. El enemigo es una bacteria patógena de nombre Xylella fastidiosa. Su aislamiento y cultivo en el laboratorio no son fáciles para los científicos, que la apellidaron de fastidiosa por eso mismo. Originaria de California, donde se ha cebado con la viticultura y provoca unas pérdidas considerables, en 2016, sin que se sepa como llegó a Italia y arrasó con miles y miles de olivos, pero respetó a las otras especies sensibles. No obstante, esté microorganismo tiene una gran capacidad de mutación y conviene no bajar la guardia.
El vector de transmisión es un insecto, un pequeño mosquito, que se alimenta de la sabía rica en azúcares del sistema vascular de los árboles enfermos, alojando en su aparato bucal la Xylella fastidiosa. Cuando pica a un ejemplar sano, le inocua a los invasores microscópicos y este enferma. No hay cura posible ni nada parecido a una posible vacuna. La única actuación sanitaria que se puede hacer es eliminar, en un radio de 100 metros, todos las posibles especies vegetales que estén en la dieta del mosquito y puedan ser eslabones de la cadena de propagación.
Los olivareros andaluces están alarmados, la población está compuesta por millones de ejemplares, siendo el sustento de múltiples comarcas. Las administraciones piden calma e informan que todo está bajo control, parecen no recordar los terribles recortes que han convertido la investigación española en una patética caricatura. Muchos ciudadanos de a pié no nos fiamos de la competencia de nuestras autoridades visto lo visto. La gestión de incendios, caza, residuos, calidad de aguas y aire, y en general Medio Ambiente es pésima y corrupta. Si de infecciones hablamos, mejor no recordar lo mal que se organizó el triste asunto del Ébola, que a punto estuvo de escaparse de las sucias de los políticos de turno.
Los ciudadanos tenemos que despertar de una vez, nadie como nosotros para controlar a esta pandilla de chupópteros estafadores.