El desfile internacional de idiotas tras el éxito electoral de Trump es impresionante. Se muestran ante la opinión pública sin pudor alguno, originando tsunamis de vergüenza ajena: Se niega el cambio climático y la teoría de la evolución, la homosexualidad es una enfermedad curable, los mexicanos son una plaga invasora, la sanidad pública un despilfarro inútil, todas las mujeres son putas y medio tontas, los negros son delincuentes, los pobres son ciudadanos de segunda, los niños deberían ir armados al instituto…
Un señor que dice ser geólogo, un tal Andrew Snelling, de nacionalidad austaliana, pretende demostrar que el diluvio bíblico y la posterior inundación de toda la superficie terrestre son verdades científicas. Este iluminado no está sólo en sus afirmaciones, pertenece a uno de los múltiples grupos politico-religiosos norteamericanos que apoyan la interpretación de la Biblia al pie de la letra, en este caso se hacen llamar Answers in Genesis (Respuestas en el Génesis).
Para Snelling la tierra no tiene más de 10000 años de antiguedad, al contrario de lo que afirman el 99’9% de los geólogos, seguramente ateos, que afirman que el planeta tiene unos 4700 millones de años. La evolución, según el tipo éste, es una falsa teoría. Los animales presentes hoy en la Naturaleza fueron elegidos por Dios para ser salvados en el Arca de Noé, los extinguidos, considerados impuros, no merecieron tal honor.
Este religioso científico necesita para demostrar sus afirmaciones obtener unos fragmentos de rocas del Cañon del Colorado, particularmente de una zona donde está prohibido alterar el paisaje. El Departamento de Interior le denegó los permisos, como es lógico. Pero llegó la era Trump y la cosa cambió. Amparándose en las nuevas leyes relativas a la libertad religiosa, Snelling ganó el recurso y el paraje sufrió la absurda mutilación.
Este geólogo, además de revisar la antigüedad de la tierra, quiere probar el diluvio universal cotejando muestras de diferentes lugares del mundo. Los dinosaurios dominaron la tierra hasta que Yaveh se hartó y decidió no subirlos a bordo. También, junto a sus compinches de Answers in Génesis, ha construido una réplica del Arca en Kentucky, según la descripción bíblica. Si el jefazo manda otro diluvio hay que estar preparado.
El científico mutilador del Gran Cañón dice que, aunque no se puedan demostrar de forma objetiva sus afirmaciones, la verdad bíblica no se verá afectada. La fe es más fuerte que las especulaciones de los sabios materialistas.
Resulta muy gracioso que los archienemigos de Trump, los islamistas radicales, también nieguen las teorías evolucionistas y tengan conceptos éticos equivalentes respecto a la mujer, la homosexualidad, la guerra, los no creyentes, la libertad de prensa… Queda claro que los tipos así, sean evangelistas o musulmanes, están todos del mismo bando y viven en su época dorada.
Frente a ellos está el sentido común, el menos común de los sentidos.