En la penumbra del bosque, la madera lentamente se descompone y mantiene la fertilidad del suelo que mantiene los árboles vivos. Los hongos se sustentan de la materia que produce el bosque; hojas secas, frutos caídos, ramas y troncos inertes, lo convierten, de nuevo, en el alimento de los vegetales, dióxido de carbono, agua y sales minerales; que unidos a la energía solar, y mediante la fotosíntesis, volverán a ser troncos, ramas, hojas y frutos. Así el ciclo de la naturaleza gira y gira…y nosotros con él.
Las hormigas que se asocian con hongos. Los insectos los siembran en túneles específicos, con las condiciones de humedad y temperatura adecuadas y les aportan restos vegetales como alimento. A cambio, tienen que ceder parte de su biomasa para uso de sus anfitriones, que lo utilizan como pienso para sus ganados, chinches que secretan sustancias azucaradas para nutrir larvas y adultos.
El socio del hongo también puede ser un escarabajo. Y un objetivo común, asaltar olmos. El hongo infecta al árbol porque un escarabajo lo ha transportado desde un ejemplar enfermo a un ejemplar sano. El insecto abre galerías y el otro parasita los tejidos del olmo. De esta manera, en el siglo pasado, mediados de los ochenta, murió el 80% de la población de ésta especie de árboles.
Los hongos pueden asociarse con algas en tierra firme y formar una clase nueva de organismos, los líquenes.
Los líquenes pueden crecer en los lugares más diversos del planeta, sean ardientes desiertos o heladas tundras, sea la cumbre de las montañas más altas o la más impentrable selva tropical, pero no toleran la contaminación atmosférica. La presencia o no de estos organismos en las proximidades de los territorios industrializados es un indicador biológico de primera.
El alga dulce no es un lugar desconocido para los hongos, por lo general se dedican al parasitismo. En la Península Ibérica existía una especie de cangrejo autóctono que estuvo a punto de desaparecer por ellos. Hace unas cuantas décadas los «responsables» de nuestro patrimonio natural decidieron introducir una especie de cangrejo americano, el cangrejo rojo, porque se multiplicaba muy rápido y aumentaría el número de capturas por parte de los pescadores, fueran aficionados o profesionales. La especie invasora trajo un hongo patógeno en sus branquias, pero era inmune a él. Los cangrejos de aquí, no lo eran. Los nuevos ocuparon los territorios de los moribundos y siendo más agresivos que ellos, diezmaron a los otros animales de las aguas ibéricas. Lo más gracioso es que, según los expertos culinarios, el cangrejo original era mucho mejor.
Como veis, el mundo de los Hongos es muy complejo y necesario, un verdadero heaveng & hell.