Nuestros parientes más cercanos en el planeta, bonobos y chimpancés, tienen diferentes visiones de la vida.

Los bonobos son casi vegetarianos y de natural pacíficos, no buscan lios, a lo sumo defienden su territorio y familia. Los enfrentamientos cotidianos de la convivencia se arreglan practicando sexo de manera indiscriminada.

Los Chimpancés son Señores de la Guerra. Hacen expediciones para atacar otras poblaciones de chimpancés, asesinando a los machos y forzando a las hembras. Otras veces organizan batidas para capturar monos de diferente especie y devorarlos. En el día a día, solucionan sus conflictos comunitarios a palos y mordiscos.

Indudablemente el Homo sapiens ha heredado el carácter de su primo, el pendenciero chimpancé. Poco ha sacado del hippie bonobo.

Quizás hubo un tiempo que la guerra y la caza fueran necesarias para nuestra supervivencia como especie, pero ahora son todo lo contrario.

 La guerra nunca soluciona nada, el fuerte no siempre tiene la justicia de su parte. Las armas nucleares, químicas o biológicas tienen poder para destruir mil veces la vida. La ganadería nos proporciona la carne necesaria, pero en España hay millones de escopetas prestas a disparar y toneladas de perdigones de plomo destinadas a envenenar ecosistemas.

No condeno al esquimal que arponea una foca. Hay países que se dicen civilizados que exterminan las ballenas con «fines científicos».

No hablo mal de aquel que tensa un arco y abate un jabalí. Malditos los cazadores que en un día matan cien perdices o liebres para presumir en los círculos sociales.

No ataco a aquel que respeta las vedas y las especies no cazables, pero hay gente en este país que sueltan tigres en sus cotos privados para fusilarlos.

No crítico al paciente pescador en una solitaria roca, mientras las redes de arrastre esquilman el océano.

No es mi enemigo el guerrero masai que demuestra su hombría frente a un león, sin embargo, odio a los que trafican con los cuernos de rinoceronte, talismán de los machotes.

El ser humano es predador, es un hecho incontestable. No debemos conformarnos con esa condición. Es preciso EVOLUCINAR.